viernes, 25 de mayo de 2007

TLC ad referendum

Manuel Avendaño Arce.

Es preciso aceptar un tratado comercial que ni siquiera entendemos en el español más simple, (…), bueno no pretendo hacer providencia de la pedantería, pero, en cuanto al término proveniente del latín ad referendum, significa a condición de ser aprobado.

No es que hable latín de la mejor manera, es solo que me preocupa que la ignorancia sobre el tema acarreé una repercusión social en un período de tiempo no muy lejano, y es que al hablar de TLC o (tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana) o bien Cafta (por sus siglas en inglés), no comprendemos la trascendencia que el ya famoso acuerdo comercial tiene para el bienestar de la población y el desarrollo del país.

El tratado no es del todo apocalíptico, como lo afirman algunos (y eso no quiere decir que esté a favor), ya que para el sector económico es la herramienta que impulsará el crecimiento providencial de las industrias, los pymes y los miles de costarricenses que se mantienen activos mediante éste sector.

Podemos afirmar entonces que el sector económico nacional está in crecendo (en aumento), el político está in extremis (en momento extremo), el social podría estar en un lapsus (error), el sindical está en un lapsus memoriae (error de memoria), los medios de comunicación caen con frecuencia en un lapsus calami (error de pluma), el gobierno puede pensar nec plus ultra (nada mejor que eso) y yo posiblemente esté cometiendo un lapsus linguae o (error de lenguaje), pero en éste momento que se puso de moda el referéndum y el TLC, parece que los altaneros gobernantes solo entienden en latín.

Sobre los otros sectores del país, el ambiental, el cultural y la movilidad social, encontramos un contraste algo extraño, ya que el medio ambiente se podría ver afectado por la incursión de empresas y la producción contaminante, el cultural se ve afectado desde hace años ya que la “cultura de monos” nos a llevado a una transculturación paulatina, sino, que lo digan los punk y los que prefieren un disco compacto de Madona más que un libro de Guillermo Fernández.

En cuanto a la movilidad social será uno de los puntos más débiles del tratado sobre la introducción de nuevas compañías al mercado de telecomunicaciones (telefonía céular e Internet) específicamente, además de las cuentas trans fronterizas de seguros, ¡ha! sin dejar de lado el financiamiento de los bomberos, las restricciones para los medicamentos genéricos de la CCSS, lo concerniente a la propiedad intelectual y la producción de armas en el país con uranio degradado.

Pero, nada hacemos con hablar a grandes rasgos de los pro y los contras del TLC, si en fin, la gente no está informada, no sabe muchas cosas y no le interesa saberlas, los que se oponen al tratado alzan su vox populi (voz del pueblo) para defender la identidad nacional de los sindicatos y de los estudiantes universitarios, sin dejar de lado a quienes aman su patria, su bienestar y se han preocupado por informarse sobre lo bueno y lo malo del acuerdo.

Los que lo apoyan, son los empleados del sector económico, los grandes empresarios y la clase burguesa, la gran diferencia es que ellos cuentan con el apoyo del gobierno, y eso sea como sea tiene su peso; entonces los empleados salen de las fábricas en buses gratuitos a manifestarse, con el día pago, y sin tener que trabajar en las maquiladoras, ¡es un día de vacaciones!, y el criterio ¿dónde está?, ¿dónde está el pueblo de armas tomar?, el pueblo que ahora es 87% más alfabetizado que hace 50 años, que estudia y tiene posibilidad de informarse sobre algo tan importante.

No permitamos la ignorancia en un pueblo tan educado, seamos electores responsables, vamos a las urnas a decir si o no por medio del referéndum, pero no por que eso es lo que dice el partido político de mis papás y mis abuelos, sino por que ésta decisión es la que garantizará nuestro bienestar, el futuro económico, social, político, ambiental de nuestros hijos y nuestros nietos, etcétera, en fin, el seguir viviendo en un país libre o en un país subordinado.

Muchos dirán non liquet (no está claro), otros non decet (no conviene), y otros dirán a fortiori (con mayor razón), pero en fin digamos lo que digamos, tomemos una posición crítica y responsable para que al final la elección sobre el TLC sea motu propio o (por voluntad propia).

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