Manuel Avendaño Arce.
Uno de estos días mientras estaba en una cafetería en San Pedro de Montes de Oca, escuchaba a una pareja discutir sobre ¿quíen era el cupable de un problema familiar?, eso no significa que sea “vino”, pero vea el volado, nostros siempre buscamos culpables, de todos los problemas, ¿acaso siempre tiene que haberlos?, ¿o la responsabilidad es compartida?, no existe solamente un culpable.
La escena era chistosa, pero, me puso a pensar ¿entonces quién es el culpable del TLC y toda ésta linda campaña pre-refedendúm?, busquemos
culpables, de acuedo.
Por un momento pensé que Bernardo Soto, cuando regaló las tierras para construir en ferrocarril y además condenó el futuro político-económico del país a los Estados Unidos, pero dije “no muy viejo el asunto”; entonces pensé en el Prominenete Nobel de la Paz, que vendió a CODESA en su primera administración, además de embarcarnos con un PAE (Programa de Ajuste Estructural) que más bien desajustó.
También pensé en la dependencia comercial que tenemos con los Norteamericanos, “gringos” para ser exacto, pensé que Intel no podía dejar de hacer los “chips” para computadora por que nos quedaríamos sin primer producto para exportar.
Tomé encuenta a los medios de comunicación que fueron muy solidarios con todas las decisiones políticas y ninguno criticó nunca nada, por último pensé que podiamos ser nosotros, los responsables absolutos de está realidad, pero, por naturaleza nunca nos vamos a hechar las culpas, por que pecamos de ignorantes o de irrealistas, ¡pecamos como sea!.
Al final obtuve una conclusión, si la Asamblea no pudo decidir sobre la reelección, menos lo iba a hacer sobre el Tratado, si los medios no informan como deben hacerlo, ¿entonces quién?, si nostros no sabemos nada sobre el Acuerdo, ¿como vamos a decidir?.
Entonces la culpa es de todos, no hay culpable absoluto, todos somos culpables, como decía mi abuelo “al toro por los cuernos”, hagamosle frente a la responsabilidad que tenemos, no espere que llegen a su casa a decirle que el TLC es bueno o malo, sea crítico, busque información, eso si no se fie de los medios nacionales, vaya más allá, sea responsable, no busque culpables.
La culpa está en los que no hacen nada y luego se quejan.
* Imagen el culpable absoluto.
La escena era chistosa, pero, me puso a pensar ¿entonces quién es el culpable del TLC y toda ésta linda campaña pre-refedendúm?, busquemos

Por un momento pensé que Bernardo Soto, cuando regaló las tierras para construir en ferrocarril y además condenó el futuro político-económico del país a los Estados Unidos, pero dije “no muy viejo el asunto”; entonces pensé en el Prominenete Nobel de la Paz, que vendió a CODESA en su primera administración, además de embarcarnos con un PAE (Programa de Ajuste Estructural) que más bien desajustó.
También pensé en la dependencia comercial que tenemos con los Norteamericanos, “gringos” para ser exacto, pensé que Intel no podía dejar de hacer los “chips” para computadora por que nos quedaríamos sin primer producto para exportar.
Tomé encuenta a los medios de comunicación que fueron muy solidarios con todas las decisiones políticas y ninguno criticó nunca nada, por último pensé que podiamos ser nosotros, los responsables absolutos de está realidad, pero, por naturaleza nunca nos vamos a hechar las culpas, por que pecamos de ignorantes o de irrealistas, ¡pecamos como sea!.
Al final obtuve una conclusión, si la Asamblea no pudo decidir sobre la reelección, menos lo iba a hacer sobre el Tratado, si los medios no informan como deben hacerlo, ¿entonces quién?, si nostros no sabemos nada sobre el Acuerdo, ¿como vamos a decidir?.
Entonces la culpa es de todos, no hay culpable absoluto, todos somos culpables, como decía mi abuelo “al toro por los cuernos”, hagamosle frente a la responsabilidad que tenemos, no espere que llegen a su casa a decirle que el TLC es bueno o malo, sea crítico, busque información, eso si no se fie de los medios nacionales, vaya más allá, sea responsable, no busque culpables.
La culpa está en los que no hacen nada y luego se quejan.
* Imagen el culpable absoluto.
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